Se acercan las vacaciones y a muchos padres nos preocupa que las peleas entre hermanos sean más frecuentes al estar tantas horas juntos.
Mejorar la convivencia entre los hermanos es una tarea difícil, pero no es imposible. Aquí os dejamos algunas claves para lograrlo, aunque podéis encontrar muchas ideas en el libro “Hermanos, no rivales” de Adele Faber y Eaine Mazlish.
1. RECONOCER SUS SENTIMIENTOS NEGATIVOS hacia otro hermano, en lugar de negarlos. Cuando vengan con quejas o acusaciones hacia otro hermano, podemos verbalizar sus sentimientos, expresando en voz alta lo que vemos. De ese modo les ayudamos a expresar de forma no violenta lo que sienten:
“Estás enfadado porque tu hermano te ha cogido tu juguete. Te hubiera gustado que te pidiera permiso. La próxima vez podría acordarse de pedírtelo, y así no te enfadarías”
“No te gusta que pase tanto rato con el bebé. Te gustaría que tu y yo pasáramos más rato juntos”
Insistir en los sentimientos positivos entre los niños (“No digas eso de tu hermano”, “Déjale tu juguete”, etc.), provoca sentimientos negativos. En cambio, permitir/validar sentimientos negativos (“Te molesta cuando te hace esos comentarios”), provoca sentimientos positivos, se sienten comprendidos.
2. EN VEZ DE TRATARLOS POR IGUAL TRATARLOS SEGÚN SUS NECESIDADES Y CAPACIDADES
A menudo pensamos que para ser justos hemos de hacer a todos lo mismo, pero ser justo no significa hacer lo mismo o igualar, sino hacer a cada uno o con cada uno lo que le conviene o necesita.
Ejemplos de errores que cometemos: Traer un regalo también para los hermanos que no celebran su cumple ese día, comprar zapatos a todos en vez de solo al que lo necesita, etc.
- “Te hemos estado esperando” en lugar de “Eres el último”
- “¡Estás comiendo tu solo! Me gusta que te estés esforzando” en lugar “Qué mayor eres, ya comes tu solito, no como el bebé que no sabe”
- Empezar reconociendo el enfado de los niños entre ellos. Esta actitud por sí sola ayudará a calmarlos en muchos casos: “Veo que os estáis enfadando mucho”
- Escuchar la opinión de cada uno con respeto, sin dar la razón a nadie.
- Reconocer la dificultad para resolver el problema y expresar tu convencimiento en su habilidad para encontrar una solución aceptable para ambos. “Pues realmente es un problema difícil, pero estoy segura que sabréis cómo poneros de acuerdo”. Y nos retiramos.
6. TENER MOMENTOS DE EXCLUSIVIDAD CON CADA HIJO
Como comentábamos al principio, no es una tarea fácil. Los hijos tienden a competir y siempre habrá más o menos peleas. Pero si procuramos que cada uno se sienta amado tal y como es, y sabe que estamos allí siempre que lo necesite, es más probable que los celos disminuyan.
Para eso, es recomendable buscar momentos de exclusividad con cada hijo. Ya sean pequeños momentos del día a día, haciendo la cena juntos, vaciando lavavajillas, bañándole, jugando juntos… encontrar un momento para hablar con cada uno a solas y que se sienta escuchado.
También podemos organizar planes un poco más especiales de vez en cuando, a solas con papá o mamá.
No hay ninguna receta mágica, pero siguiendo estas pautas seguro que logramos mejorar el ambiente en casa estás vacaciones, y en el día a día 😉